La Historia Detrás Del Mundo Del Consumo
La
historia detrás del mundo de consumo
Cosas. Llenan nuestros
armarios, nuestras cocheras y nuestras vidas. Medimos nuestro éxito en la vida
por la cantidad de cosas que guardamos. Pareciera que el consumismo se ha
apoderado de nuestra existencia. ¿Qué hacer con ellas?
Toda nuestra vida se reduce a
ir al trabajo, ir de compras y regresar al trabajo para pagar todas las cosas
que compramos. Y a este interminable ritmo, no debemos sorprendernos que las
encuestas indiquen que la felicidad en las diversas sociedades va en declive.
¿Es realmente ésta, la forma
en que queremos manejar nuestra existencia y nuestra economía? ¿En verdad
queremos seguir sometidos a un sistema que nos esclaviza, destruye el medio
ambiente, y a fin de cuentas, tampoco nos hace felices?
Annie
Leonard, experta internacional en temas de sustento y salud ambiental, pasó
diez años siguiéndole la pista a las “cosas”, desde su inicio como materia
prima hasta que termina sus días en el basurero. Su documental La
Historia de las Cosas(www.storyofstuff.com), (http://brunoat.com/globalizacion/la-historia-de-las-cosas ) lo han visto ya más de dos millones
de personas. Estos son algunos hallazgos:
· En las
últimas tres décadas únicamente, hemos consumido una tercera parte de los
recursos naturales del planeta.
· El 75%
de las zonas globales pesqueras están siendo explotadas o ya rebasan su
capacidad. El 85% de los bosques primigenios del planeta ya no existen.
· Los
Estados Unidos tienen tan sólo un 5% de la población mundial, pero utilizan el
30% de los recursos del planeta y crean un 30% de la basura global. El estudio
revela que, “No ocurrió así nomás; fue planeado”.
¿Por
qué ir de
compras se ha
convertido en el deporte nacional?
Esta
extensa investigación revela que nuestras sociedades “de usar y desechar”
fueron cuidadosamente planeadas con el propósito de revitalizar la economía
después de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, el analista de ventas al
menudeo Victor Lebow expuso un proyecto muy ambicioso en Estados Unidos. “Nuestra economía, altamente
productiva, requiere que hagamos del consumo nuestro modo de vida; que
convirtamos en un ritual la compra y uso de las mercancías, que busquemos
nuestra satisfacción espiritual y la satisfacción de nuestro ego en el consumo.
Necesitamos que las cosas se
consuman,
se gasten, se repongan y se desechen a un ritmo de aceleración constante”.
Y fue así que empezó a rodar
la pelota del consumo. Las empresas diseñan productos que se vuelven obsoletos
a la mayor brevedad posible. Constantemente se llenan los anaqueles con
productos desechables para nuestra comodidad. ¿El resultado? Más compras y más
desperdicio.
¿Qué
es “el
deseo de consumir”?
La
Historia de las Cosas concluye
con una serie de estrategias ecologistas para mejorar la situación. Sin
embargo, en el documental también se explica que, “La situación avanzará
cuando podamos ver las conexiones, cuando podamos ver el cuadro completo”.
Por lo tanto, hay que comenzar
a desarrollar la percepción de estas “conexiones. Examinar tras bambalinas y
descubrir la fuerza conductora que motiva nuestro “deseo de consumir”, y el
sistema que lo nutre, que no es otro sino nuestra naturaleza misma: el egoísmo
humano.
Hoy
en día, queda muy claro que el consumo de cualquier artículo nunca va a
proporcionar satisfacción, ni felicidad duradera y genuina. Ésta, se puede
alcanzar únicamente armonizándonos con el atributo subyacente de la naturaleza,
que es el amor total y el otorgamiento.
Pero puesto que este atributo
es contrario a nuestra naturaleza egoísta, nos es tan difícil lograr la
verdadera felicidad. Por lo tanto, sólo podremos alcanzarla transformando
nuestras acciones y nuestra intención, pasando de un enfoque individualista a
uno colectivo, de interconexión y amor hacia los demás.
La
transformación es interna
La manera en que conducimos
nuestra vida personal y al planeta entero es el resultado directo de nuestra
naturaleza innata. Y si queremos que algo cambie afuera, tenemos que liberarnos
primero de las ataduras de nuestro ego sobre nuestras elecciones y valores.
La solución pues no
pasa por ser esclavos eternos de nuestro sistema de consumo, ni tampoco por
crear un “sistema de vida ecológica”, que utiliza mejor nuestros recursos. El
propósito del hombre es establecer en su interior el equilibrio con la
naturaleza, balancear su egoísmo inherente con el altruismo innato de la
naturaleza y de este modo, percibir la realidad a un nivel totalmente nuevo.
Una vez que hayamos realizado
los cambios en nuestro interior, la visión de “una economía unificada y
ecológica” también se hará realidad. Al adherirnos al atributo de otorgamiento
de la naturaleza, nos transformaremos, lo cual también modificará los sistemas
terrenales. Pero el cambio, sólo puede lograrse desde el interior de las
personas.
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